El cultivo de la vid es un sector estratégico para la economía nacional, por lo que cada vez es más importante encontrar soluciones sostenibles para los enemigos de este cultivo que pueden comprometer la calidad y la cantidad de la producción. Tres de estos enemigos clave son el oidio, la polilla de la vid y los ácaros.
El oídio de la vid es una enfermedad provocada por un hongo (Uncinula necator) que se desarrolla en la superficie de las hojas y los granos, y que tiene un aspecto característico ceniciento. Al igual que muchos otros hongos patógenos, sobrevive oculto durante el período de reposo del cultivo, durante el cual no hay tejidos susceptibles (solo madera del año anterior) ni condiciones ambientales favorables. Se desarrolla bien con temperaturas suaves, humedad alta y días con menor radiación solar. El hecho de ser un ectoparásito (por desarrollarse en la superficie de la planta) lo hace más susceptible a la luz solar directa y a los fungicidas.
Para combatir el oídio de la vid, Ascenza recomienda la aplicación de Carpet®, un polvo soluble en agua a base de hidrogenocarbonato de sodio (bicarbonato sódico). La aplicación de esta sustancia actúa directamente sobre el hongo ya desarrollado, reduciendo el crecimiento de las hifas, que son como raíces microscópicas del hongo. Además, crea un ambiente más alcalino en la hoja, lo que dificulta la germinación de los esporos del hongo y su crecimiento.
El tizón del racimo es un pequeño lepidóptero (véase el artículo sobre las espinosinas) que ataca las flores o los bayos ya desarrollados a lo largo del ciclo de la vid. Al igual que otros insectos de este grupo, pasa por varias generaciones al año (normalmente 3), cada una con huevos, larvas, pupas y adultos. De los huevos emergen larvas que se alimentan de los racimos de la vid, transformándose luego en pupas de las que emergen los adultos. Estos se aparean y ponen los huevos de la siguiente generación.
Solo las larvas pueden alimentarse, royendo los racimos o formando en ellos nidos enredados en la seda que producen. Además de reducir el número de flores (en la primera generación), son capaces de perforar los granos ya desarrollados (en la segunda y tercera generación), destruyéndolos o abriendo la entrada a enfermedades.
Para evitar los daños causados por la reducción de la producción, se utilizan cada vez más insecticidas selectivos para la plaga (que no afectan a los insectos auxiliares) y que presentan un bajo riesgo para el medio ambiente. Estos son aún más eficaces si se aplican teniendo en cuenta el control de la cantidad de insectos, utilizando trampas o modelos de predicción basados en datos meteorológicos.
Para combatir la polilla del racimo, Ascenza recomienda Doctrin® 32, un polvo mojable con un 16 % de cristales de proteínas de Bacillus thuringiensis subespecie kurstaki. Cuando las orugas ingieren estos cristales, dejan de alimentarse rápidamente debido a la acción de la proteína en su tubo digestivo. En pocos días mueren como consecuencia de este proceso.
Aunque parecen insectos (miden alrededor de 1 mm de largo), los ácaros son, en realidad, más parecidos a las arañas. Son tan pequeños que pueden alimentarse del contenido de las células de la superficie de las hojas, una célula cada vez, dejándolas sin contenido, como una caja vacía. A medida que esto ocurre, las hojas adquieren un aspecto quemado o bronceado y pierden la capacidad de realizar la fotosíntesis, lo que reduce la producción del cultivo.
A diferencia de muchas plagas en las que podemos identificar las generaciones y los momentos óptimos para aplicar el insecticida, el ciclo de vida de los ácaros es muy rápido. Las generaciones de huevo, larva, ninfa y adulto se suceden y se superponen. Es necesario prestar atención para identificar a estos pequeños enemigos que a menudo se esconden entre las escamas de las yemas o en el envés de las hojas.
Para combatir los ácaros que atacan la vid, Ascenza recomienda Valesco®, un concentrado dispersable con 15 g/l de extracto acuoso de ortiga (Urtica spp.), clasificado como sustancia para uso contra varios enemigos de la vid. Su composición química, así como la presencia de agujas microscópicas, crea un entorno desfavorable para el desarrollo y la puesta de los ácaros, reduciendo sus poblaciones.
La importancia de la línea Blexia va mucho más allá de su uso más obvio e inmediato: el modo de producción ecológico. Es también una apuesta de Ascenza por una agricultura más sostenible, que cada día necesita herramientas nuevas y más eficaces para responder a las crecientes exigencias técnicas, comerciales y normativas. Pero, sobre todo, para seguir cultivando un futuro sostenible junto a los agricultores, proporcionándoles soluciones innovadoras y de calidad (link Blexia productos)