-¿Qué temáticas o consejos se pueden encontrar en esta guía? Desde el punto de vista del manejo y control de las malas hierbas, resulta imprescindible conocer los problemas que pueden presentarse. Cuanto más jóvenes son las plantas no deseadas, menos tiempo han tenido para interferir con un cultivo o situación determinada y suelen ser más sensibles a los diferentes métodos de control que se pueden utilizar contra ellas. Existen excelentes publicaciones sobre malas hierbas y sus características, tanto en estado de plántulas como de plantas adultas. También existen excelentes claves de identificación para llegar a determinar las especies, claves que se basan principalmente en caracteres morfológicos presentes en las plantas adultas. Sin embargo, existen menos trabajos con claves para identificación de plántulas. Con esta guía lo que se pretende es ayudar a la identificación de plántulas mediante una clave, que basándose en los caracteres morfológicos que se encuentran en las plantas en sus primeros estadios de desarrollo y apoyándose en fotografías, ayude a reconocer importantes especies, que con frecuencia aparecen como malas hierbas en nuestros cultivos. -¿Qué implicación tiene para los agricultores el hecho de no reconocer las malas hierbas en un estadio temprano? Si pensamos en cultivos, y como se ha comentado anteriormente, cuanto más tiempo estén interfiriendo con el cultivo más recursos están dejando de estar disponibles para el cultivo (agua, nutrientes, luz). También va a resultar en general más difícil su manejo y control. Por otra parte cuanto más jóvenes son, más complicado resulta identificar o diferenciar entre especies. En ocasiones se aplican métodos de control que no resultan eficaces debido a la confusión de especies. Podríamos poner el ejemplo de lo que ocurrió cuando apareció Leptochloa, contra la que no se tomaron medidas específicas contra ella al pensar muchos productores que lo que les aparecía en sus parcelas era un tipo singular de Echinochloa. -¿Cuáles son los cultivos más afectados por las malas hierbas? Dejando al margen sistemas especiales de cultivo forzado o cultivo sin suelo, se puede decir que en todos los cultivos aparecen plantas no deseadas que se consideran como malas hierbas. En principio, y si pensamos en interferencia importante con el cultivo, se podría decir que los cultivos herbáceos sufren más intensamente el efecto de la interferencia de las malas hierbas. En especial aquellos en los que se utilizan marcos de siembra o plantación amplios y que son de desarrollo inicial lento, como la remolacha, patata, cebolla, girasol. En ellos, las malas hierba encuentran un nicho amplio de espacio y tiempo para desarrollarse. También en aquellos cultivos que se desarrollan agroecosistemas en los que existen especies, nativas o naturalizadas, de requerimientos o ciclo similar al cultivo y con frecuencia de la misma familia (e incluso de la misma especie). Lo que puede hacer especialmente difícil su manejo, como el ballico o la avena loca en cereales de invierno, Echinochloa y arroz salvaje en arroz o teosinte en maíz. Tampoco hay que perder de vista otro tipo de daños o problemas que pueden provocar las malas hierbas. Por ejemplo, el desarrollo excesivo de muchas especies, además de la competencia por los recursos, puede dificultar el transito o la ejecución de algunas operaciones de cultivo como tratamientos o recolección (Conyza sumatrensis, Rubia peregrina, Abutilon theopharasti…, ), y se podrían poner otros muchos ejemplos de cultivos y problemas. -¿Qué papel juegan los fitosanitarios en el control de malas hierbas para los cultivos? En nuestra agricultura actual el control químico, los tratamientos fitosanitarios, y concretamente el empleo de herbicidas contra las malas hierbas, juegan un papel muy importante en el manejo de las malas hierbas y es difícil pensar en muchos de ellos en un cultivo rentable sin el uso de los fitosanitarios. -¿Cómo afecta la reducción de materias activas fitosanitarias a este control de malas hierbas para cultivos y agricultores? Pues, cada día se está poniendo la situación más difícil para nuestros agricultores y técnicos. Nos estamos encontrando con situaciones en las que es difícil o no es posible controlar las malas hierbas mediante el uso de herbicidas de síntesis, bien porque no hay productos autorizados o por que los que quedan en un cultivo en concreto no son efectivos para el control de las especies presentes. Por ello, se debe recurrir a la utilización de otros métodos de control, con frecuencia menos efectivos o más costosos, lo que se traduce en una pérdida de rentabilidad. La reducción de materias activas también ha producido el hecho de que cada vez hay más casos de cultivos en los que los pocos productos autorizados resultan ser de uno o dos grupos según su mecanismo de acción (por ejemplo A ó B), con el consiguiente riesgo de aparición de biotipos de malas hierbas resistentes a herbicidas.